Y se asustó la rosa, rojo el grito
con que salió volando hecha perfume.
Más mujer que la Biblia, se resume
la rosa en la visión de su infinito.
Y yo más asustado, cómo evito
sentir que su misterio me consume,
evitarle la sangre cuando sume
su propia herida abierta a lo que habito.
O será que es la misma y yo quien muto
desde tanto universo al diminuto
de una rosa temblando ante la vida.
Será transformación sentirme vuelo
desde la carne a su carne desde el suelo,
de mi tajo de muerte por su herida.
Pastor Aguiar
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