Soplas tu voz en mi boca
cual la vida innumerable,
nimbo azul, gasa en el tiempo
que nutre a mis años.
Siempre has sido y serás mía,
presto amor, rayo cautivo
que se fugó de las nubes
con la orientación de un ave.
Eres sin fin, sin fin llegaste
desde Dios hasta mi pecho,
anegándolo de llamas
memoriosas e infinitas.
Pastor Aguiar
Wednesday, October 08, 2008
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