Sunday, August 21, 2005

CUERDA DE MAR

Mar, tensada cuerda de guitarra.
El aire le saca melodías.
Abundante su música y los días
surcidos al hechizo de sus algas,
su lomo plomizo de los ayes
sabe cabalgar las ondas de mi lira.

Yo me callo cuando dice que me olvida
y canto cuando vuelve a mí, en las tardes.
Su voz de granizos afiebrados
se deshace en los nimbos y los mangles.
Una orilla se anida en mis ciudades
y la otra espera mis acasos.
Vengo con mi copa a su abundancia.
Mi nervio es el arco de su alarde,
cuando el sol en su nido arde en el rayo
cobija de caudales y fragancias.
Con el sueño que me sana el alarido,
me habrá dicho el amor de sus arenas,
porque un salve de bálsamo en mi vena
recita el amor como latido.
Cántame la causa de mis males,
navega lo que fui de tus honduras
adivina la magia de mis dudas,
adelanta el afán de mis edades.
Una mujer te veo en la humedad
de piernas heridas y hace tanto.

Háblame de nuevo la espina de tu canto.
Dime ese nombre de olvidar.

Pastor José Aguiar.

Saturday, August 20, 2005

DESVERSANDO

Nada es cierto nada falso

espera y verás tornando

en su opuesto cada asunto

Lo seguro es un si acaso

y un milenio cual segundo.

La experiencia no son años

ni cirugías ni partos

ella pasa por un nudo

retroalimento y amago

penetración de futuro.

Todo es tremendo y sublime

la luz, la furia del labio

el fin del abecedario

el concepto de la estirpe

un número solitario.

Estoy para verlo anclado

en un saludo, en un puente

dudo si árbol o gente

pensamiento derramado

sobre un verso diferente.

José Aguiar.

Thursday, August 11, 2005

Mujer, la mía, infinita...


Mujer hermosa de sol cabello

rumor de aplausos tus ojos llevan

Cuánta paloma en la piel de velo!

Cénit de lujo en que claras vuelan.



Soplo embelezo en mis fantasías

tu miel respiro como un efluvio

portal de canto a las alegrías

arca de goce que es mi refugio.



No busco el vocablo inédito

la letra suma, la nunca dicha

mi mano trae en oscuro séquito

todo el amor en su maravilla.



No me pluge inventar el barro

mi corazón con su copa vierte

fogoso molde que enamorado

muta el silencio para quererte.



No es el fonema, es la espesura

no la pirueta sino la fuerza

siempre moderna va tu hermosura

no de ropaje sino en pureza.



Mujer de vinos innarrables

surcos de magma en el latido

un precipicio tus incontables

prismas que besan hasta el olvido.



Humilde verso para tu verja

siembra mi alma por cada vida

soy en tu luz, germen de vela

poca a los ojos, en Dios infinita.



Pastor José Aguiar